Algunos estudios sostienen que entre un 5 y un 20 por ciento de la población tiene miedo a ir al dentista y que ese miedo en muchas personas es tan intenso que les impide llegar a la consulta. Lo más habitual no es un pánico incontrolado, que sí puede darse en quienes padecen estados de ansiedad o vulnerabilidad psicológica, sino un temor que lleva a retrasar o eludir las citas con el odontólogo. El miedo depende en gran parte de la preparación del profesional para crear en el sujeto una actitud positiva hacia el tratamiento dental y también puede estar condicionado en el paciente por influencias familiares y sociales. El miedo dental puede contemplarse como una reacción fóbica aprendida y condicionada por una experiencia previa o aprendizaje social; y por otro lado como una respuesta adicional a otros miedos, en personas propensas a padecer desórdenes psicológicos.
Es interesante reflexionar sobre las condiciones en que aparece el miedo dental como una conducta aprendida, ya que al menos dos tercios de los adultos que lo padecen afirman que tuvo su origen en una experiencia traumática durante la infancia o la adolescencia. También se da el caso de personas que admiten haberse sentido relajadas en la consulta durante las primeras visitas, y han desarrollado el miedo a lo largo del tratamiento.
El miedo no aparece únicamente por haber sufrido una experiencia negativa; también se asocia al trato con el dentista y a la percepción de errores en el tratamiento. De esta forma, el profesional tiene una enorme responsabilidad en la prevención de esas fobias.
Los segmentos de población que más acuden al dentista, niños y jóvenes, son precisamente los que pasan más miedo, por lo que el dentista debe aprender técnicas de comunicación con las cuales introducir gradualmente los procedimientos mediante técnicas de distracción para alejar a los niños de estímulos que provoquen ansiedad. El profesional tiene que diseñar sus propias estrategias para evaluar la percepción individual del dolor, pues lo que para unos niños es un procedimiento inocuo, para otros puede resultar molesto.
En lo que respecta a los adultos, el profesional debe poner atención en conocer sus miedos, discutir el tratamiento a realizar y conseguir un control del dolor antes de empezar. La percepción individual del dolor tiene un importante papel en la ansiedad y el miedo dental, pero también hay otros contextos que influyen en la respuesta a la experiencia desagradable.
Para contrarrestar este miedo es tan importante una correcta preparación del odontólogo en el trato con el paciente como una adecuada educación dental en el entorno familiar. Un ambiente en el que se dan visitas regulares al dentista y hay una actitud positiva hacia los cuidados dentales protege en cierto modo de las experiencias traumáticas.
fuente
La educacion de los niños es de gran importancia para evitar la aparicion temprana de caries de esto se encargara en gran parte los padres que ademas recibiran la tutoria de como realizar una buena higiene oral y de los alimentos que el niño debe consumir para su mejor higiene
martes, 4 de octubre de 2011
educacion entretenida =)
La idea es mostrar a nuestros niños de manera didáctica y divertida la consecuencia y formación de caries, estos son videos muy entretenidos que se pueden ver con los mas pequeños de la casa y motivarlos para que cuiden su salud bucal además de que aprendan desde pequeños buenos hábitos alimenticios.
Fuente: youtube
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